lunes, septiembre 15, 2025
spot_img
InicioActualidad agrariaCOAG Andalucía se desplaza a Chipre, la zona cero de la invasión...

COAG Andalucía se desplaza a Chipre, la zona cero de la invasión del avispón oriental, para aprender a combatirlo

Encuentro internacional apicultores para luchar contra la Vespa orientalis

  • Más allá del aprendizaje técnico, la misión reforzó un mensaje claro: solo la unión de los apicultores europeos permitirá gestionar las amenazas medioambientales.
  • La lucha contra especies invasoras como el avispón oriental exige cooperación, investigación y apoyo institucional. Con creatividad, perseverancia y trabajo en red, los apicultores europeos pueden ser actores clave en la defensa de las abejas, la agricultura, el turismo y el medio ambiente.
  • El Mediterráneo comparte paisajes, cultura… y también amenazas. Una de las más recientes es la expansión del avispón oriental (Vespa orientalis), una especie invasora que diezma colonias de abejas, compromete la polinización de cultivos, afecta al equilibrio de la biodiversidad y supone un peligro para la salud pública.

Para hacer frente a este desafío, apicultores de España e Italia han viajado a Chipre a finales de agosto, donde fueron recibidos por la Asociación Panchipriota de Apicultores, pionera en el control de esta plaga.

Los españoles, apicultores y técnicos de la COAG (Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos), y los italianos, de la UNAAPI (Unión Nacional de Asociaciones de Apicultores Italianos), ante la imperiosa necesidad de encontrar soluciones y gracias a la coordinación de BeeLife (European Beekeeping Coordination), han compartido cuatro días visitando a apicultores chipriotas en enclaves emblemáticos como el Antelia Bee Park, el Parque Nacional de Athalassa, los colmenares de Tremithousa en Pafos y las montañas de Troodos.

Los apicultores chipriotas mostraron el resultado de años de experiencia en la gestión del avispón. Su trabajo comienza a primeros de primavera, cuando visualizan las primeras reinas que salen de la hibernación. Recurren a trampas con colmenas vacías y cebos azucarados o alcohólicos para capturar a las reinas fundadoras. Posteriormente, para la captura de obreras en verano, utilizan cebos proteicos en botellas de plástico.

Para evitar que los avispones, una vez que debilitan las defensas de las colonias matando a las abejas que salen de la misma, entren en la colmena para aniquilarla y robar la miel, polen y proteínas de la cría, los apicultores colocan en las entradas de las colmenas piqueras con orificios que permiten el paso de las abejas, pero no de los avispones que son de mayor tamaño. Además, durante todo el año destruyen cualquier nido que se encuentran en el entorno de los asentamientos. Se trata de una lucha continua desde marzo hasta noviembre.

Estos métodos, fruto de la necesidad y la innovación local, se han convertido en un ejemplo para el resto de Europa. No obstante, es necesario tener en cuenta que en Chipre tienen una especie de abeja diferente que ha evolucionado con los años de convivencia con el avispón oriental, adquiriendo comportamientos defensivos de los que carecen nuestras abejas en la actualidad.

También llamó la atención de españoles e italianos que los nidos eran de menor tamaño, así como que los avispones eran algo más pequeños. Probablemente fruto de la continua lucha que llevan, lo que puede provocar que los nidos no dispongan de tanto alimento, por lo que el desarrollo de las colonias de avispones es menor. Esto unido a que las reinas fundadoras salen de diapausa en torno a abril (probablemente por la climatología), cuando en Málaga se pueden ver las primeras en febrero, evitan que el desarrollo de los nidos alcance el gran tamaño y cantidad de avispones con que nos encontramos en Andalucía.

Más allá del aprendizaje técnico, la misión reforzó un mensaje claro: solo la unión de los apicultores europeos permitirá gestionar las amenazas medioambientales. Así lo resumía un participante: “Compartir prácticas nos da fuerza, pero lo más valioso es sentir que no estamos solos frente a un enemigo común”.

Desde 2019 que se constató el primer avistamiento de Vespa orientalis en Cádiz, ha ido avanzando sin control estando presente a día de hoy en todas las provincias andaluzas, con gran presión en Cádiz, Málaga y sur de Sevilla. Desde el pasado mes de mayo está catalogada como Especie Exótica Invasora en España, pero urge la puesta en marcha de medidas de control.

La Vespa orientalis no solo preocupa a los apicultores. Su expansión supone un riesgo para la biodiversidad, al depredar también sobre otros insectos polinizadores, y plantea problemas de salud pública, ya que sus picaduras pueden ser dolorosas y peligrosas en personas alérgicas. Incluso el turismo, pilar económico de países como Chipre, Italia, Grecia o España, podría resentirse si la presencia de estos insectos en playas, restaurantes y espacios naturales se multiplica.

El viaje concluyó con un brindis entre apicultores chipriotas, españoles e italianos. Más allá de la amistad forjada, todos coincidieron en la importancia de trasladar estas experiencias a escala europea. La lucha contra especies invasoras como el avispón oriental exige cooperación, investigación y apoyo institucional.

Desde Chipre llega una lección: con creatividad, perseverancia y trabajo en red, los apicultores europeos pueden ser actores clave en la defensa de las abejas, la agricultura, el turismo y el medio ambiente.

 

RELATED ARTICLES
- Publicidad -spot_img

Lo más popular